martes, 15 de diciembre de 2009

un libro de autoayuda por favor...

Tengo una desazon muy grande. Sigo sin poder creerla de hecho.
Varias veces, y no sin razón, se me ha acusado de esquiva, de errática e inestable. Algo así como esa persona que puede estar y no a la vez, pero que en verdad no está fisicamente.
Aquello que algunos pudieron sentir como un rechazo tiene otra definición más allá de su mera apariencia. Y digo "definición" para tratar de ser clara, o quiza -siguiendo el juego- más tangible. Eso es en verdad una sensibilidad muy grande, no de la poética, sino de piel o de respiración. Me resulta extremadamente sencillo captar los matices de toda expresión humana del cara a cara, lo cual no es una gran cualidad si no se sabe nadar, más bien flotar, sobre la superficie.
Mi error quizá radique en un ego inmenso, que todo lo toma personal. Bien, no soy una esquizofrénica, no tengo mucha alternativa.
De pronto descubro lo temido, la falsía en un carácter, en varios. He allí la desazón pues, si bien lo he entrevisto antes pudiendo evadir la triste circunstancia, parece que he apostado a algo más. Será que la costumbre se inclina a darle ventaja a lo malo conocido dado que el temor a que lo bueno se vaya es más fuerte? No lo sé. Es una hipótesis.
Sí, que he estado buscando los quiénes con quien debatir mis monstruos y me he dado la cabeza contra una pared, y eso de la mano de una autocatapulta que me dediqué a construir...al cuete.
Vengo comprando cuentos, muy eficaces, que relatan las jóvenes vidas de los nuevos productores sociales, claro que lo hacen de formas disfrazadas, de lo contrario no serían más que una fotocopia el uno del otro. Los cuentos digo.
En éste momento encarno a un ser un poco pelotudizado en su necesidad de organización y trabajo. Pero vaya! Parece que lo tenía en germen incluso...
Lo cierto es que no dejo de sentirme como el culo respecto de mis vínculos, de aquello que se mal denomina "afectos". A mí todo me afecta y dudo que sea taaaaaaan conectada con la vida...
Seré concreta. He buscado a dos amigas para hablar con ellas, para acurrucarme en ellas, y no he obtenido sino evasivas. Cual bumerang, verdad?
Pero son unas evasivas de otro tono. Se me dice que "si bien todo ha cambiado ella siguen estando"...La fallutez queda desprovista de ropas y al desnudo de esas mujeres lo odio. No son vaginas, son pijas dobladas en 3 pedazos, dos labios y un clítoris malogrados femenina y masculinamente.
Veo allí dos seres que repudio y entonces tanto más me atrapan en bronca y odio. Oigo palabras vacías y me siento engañada, defraudada. Van cayendo los soldaditos al frente y me quedo sola en la batalla conmigo misma, con mi terreno. Tengo todos los horizontes...a cualquiera puedo correr, pero estoy clavada en el medio. Una suerte de compas que se abre de gambas hasta que no da más. Entonces proliferan ortopedias y me creo que "ahhhhh al final éramos amigos, nos queríamos, oh! cuánto encuentro!". Así inestable, entre esa urgencia y repelencia por los otros me hallo hoy.
No se reduce a las amistades, pero realmente necesito amigos y se abre de cuajo una herida temprana...
No lo sé. Tampoco salgo a buscar nada y nadie, es como si supiera o creyera que nada hay allí por encontrar, con lo que conectar. Es que...REALMENTE NO LO HAY. Es un calambre...en el querer claro.
Entonces mi pesar deviene en el de aquellos solitarios que se saben imposibles en las formas anheladas (acaso producto del consumo, del imaginario, o de vaya a saber uno qué extravagante mecanismo de control social...), y no me agracio de mi misma...la repulsa deviene intrínseca. Parecido a la sombra del objeto que cae sobre el yo, eso que Freud denomina melancolía, pero sin ser una de esas enfermedades de otro siglo...
No lo sé... tampoco creo en la vacuidad de los existencialismos...claro, elijo comer cereal de avena para cagar. Pero no me sirve, bonita armazón gramatical, insisto, no me sirve. Las doctrinas no calman. Anxiolíticos? No, tampoco...
Encuentros, risas. Cosas de verdadera entraña, olor a sangre. O mejor, sabor a sangre. Alguna vez me tragué una gotita de alguien más y lo creí parte de mi carne....BO.

Como el gato que me salta a la falda o el perro que ignora mi reto. Como los pedos de mi abuela y la muela negra de mi novio. Como el tobillo torcido al tropezar hoy a la mañana, y la puta uña que enganchada deja la carne viva al ras del aire. Como la necesidad de dormir y la sensación de libertad que trae el clima caliente al cuerpo... mejor dicho, como la transpiración.
Es verdadero que no tengo nada que hacer allí, y ustedes....tampoco aquí. O sí?
Si tan sólo hablaran...